sábado, 14 de febrero de 2009

Contando los días

Ya falta poco, pero aún así espero como quién cree que es demasiado bueno para ser cierto. Por favor, que lo sea! Según publicaron en la prensa hace algunas semanas, a partir del 19 de febrero será ilegal fumar en ambientes cerrados como bares y restaurantes. Gracias a Dios! Enserio. Nunca más regresaré a la casa con el pelo hediondo por el olor a cigarro que fumaron como 50 personas en el ambiente dónde trabajo. No sé quién tuvo la iniciativa con esta ley, pero espero verdaderamente que Dios, el Universo, Jehová, como lo llame, bendiga grandemente a esta persona por el beneficiarnos a tantos, que no fumamos, pero que hemos sido obligados a hacerlo durante años, con los fumadores. Por fin, parece que se termina el abuso. Lo que yo siempre he considerado un abuso. Entiendo perfectamente la libertad que tiene una persona de fumar si quiere, pero siempre y cuando, no obligue a otras a inhalar el humo que sale de sus pulmones.
Hace unos días hablaba con una compañera y le hice una analogía: imaginate que, así como el cigarro, la cocaína fuera legal, y la persona que está sentada en la mesa de al lado, saca una bolsita, acomoda el polvo, lo huele, hasta dónde yo sé los que la usan no desperdician nada de nada, pero pongamos que es alguien muy adinerado al que no le importa tanto; Bueno, termina de drogarse, y sacude el polvo que sobra por todos lados, levantándolo hasta en la cara de las demás personas. Mi comparación es un poco ridícula, pero yo lo veo así, toda la gente que fuma, me obliga a drogarme y envenenarme con ellos. Y estoy realmente feliz de que esto termine.

3 comentarios:

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  2. Nada Importante? Isto é simplesmente uma questão de saúde pública que também no Brasil foi custoso criar leis adequadas. O cálculo é simples; quanto se ganha em impostos e quanto se gasta com os malefícios à saúde da população em decorrência do tabaco? Aqui se chegou a conclusão que os impostos altíssimos não compensam. UFA !!!!

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  3. Aqui também pai, as estatísticas mostram que os impostos pagos pelas tabacaleras nao pagam o que gasta o governo com as pessoas doentes pelo cigarro. Menos mal, porque se fosse ao contrário, talvez nao proibiriam.

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