jueves, 12 de marzo de 2009

Inocencia

Disfruto esperar a mi hija en el parqueo de su escuela. Ese ambiente evoca una época de mi vida que fue muy especial. Pero la escena que vi me enterneció de tal forma, me llevó de nuevo al pasado. Dos estudiantes venían caminando, y conversando. La niña cargaba sus libros y su bolsón y él, iba con las manos en los bolsillos, seguramente sólo acompañarla al carro. Pero iban caminando tan despacio, como si fueran en las nubes, deseando seguramente que el camino se hiciera más largo, si nos es que eterno. No hay nada tan lindo, y puro como enamorarse en la adolescencia.

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